¡Popelin@s!,
hoy reflexionamos sobre el
actual y polémico debate en torno a los “candados del amor”. Cómo sabréis, son
incontables las ciudades que a día de hoy cuentan con magníficos puentes como
bienes de gran valor patrimonial. Gran parte de éstos se hallan abigarrados de
candados, símbolos de amor eterno en la imaginación colectiva y fruto de la
fantasía de Federico Moccia. Venecia no es ni mucho menos la excepción, más
bien todo lo contrario. Su mágico paisaje junto con sus numerosos puentes,
testigos de tantas promesas de amor, se funden en un todo para ofrecernos el
ideal de ciudad. Pero… ¿es ésta realmente la mejor práctica de amor? o
mejor dicho, ¿es ésta la mejor manera de materializar tales compromisos amorosos? Definitivamente no
El hundimiento de algunos de
estos puentes es sólo una de las previsibles consecuencias de actos como el que
comentamos. Entonces…¿por qué respaldamos prácticas que se consideran
socialmente poéticas y que, sin embargo, juegan en detrimento de algo tan
valioso como un legado único e irrepetible?
Rosa
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